En la literatura II

Nueve años antes de que Antonio Machado subiera a los Picos de Urbión y la Laguna Negra, y que escribiera "La Tierra de Alvargonzález", el gran Pío Baroja hizo lo mismo y escribió este poema (1901)








En la cima de ese monte,
en una extensa garganta,
cubierta durante al año
por una triste mortaja,
que van dejando las nieves
y las grandes avalanchas,
en medio de la blancura
y al fondo de la hondonada,
como una gota de tinta,
un círculo se destaca.

Ese círculo negruzco,
esa mota o esa mancha,
es la laguna que el pueblo
laguna negra la llama,
y piensa que en las tormentas
más espesas exhala,
y que hasta ruge y se encresapa
y como un demonio brama.

Se cree que ese abismo negro,
a pesar de su gran calma,
tiene habitantes monstruosos
en sus misteriosas aguas
que devoran cuanto cae:
las personas y las vacas,
los corderos y caballos,
las ovejas y las cabras,
y dejan sólo los bofes,
que en el agua sobrenadan,
como materia indigesta
que tiene poca sustancia.

Estas pobres fantasías,
estas diversas patrañas
hay quien quiere combatirlas
como mentiras livianas
y los buenos pedagogos,
para evidenciar la farsa,
se meten en la laguna,
se chapuzan y se bañan.
Mas a pesar que demuestran
que no le ocurre nada,
con una pureza que tiene
casi una fuerza axiomática,
no llegan a convencer
a la malicia serrana.

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